Participación, gestión del conocimiento y valor público: hacia un nuevo modelo de relacionamiento ICDE para el desarrollo del país

Sebastián Arias E.

Participación, gestión del conocimiento y valor público: hacia un nuevo modelo de relacionamiento ICDE para el desarrollo del país

Participación, gestión del conocimiento y valor público: hacia un nuevo modelo de relacionamiento ICDE para el desarrollo del país

Sebastián Arias E.

Introducción: una infraestructura de datos espaciales es mucho más que una plataforma tecnológica de integración y gestión. Es una infraestructura social.

Tradicionalmente, las Infraestructuras de Datos Espaciales (IDE) se concebían como plataformas tecnológicas dedicadas a organizar datos, gestionar y publicar servicios, y habilitar estándares para garantizar la calidad de la información geoespacial.

Sin embargo, las experiencias más recientes en América Latina y los lineamientos del Marco Integrado de Información Geoespacial de Naciones Unidas (UN-IGIF) han demostrado que una IDE adquiere un rol social aún más relevante cuando opera conectada con los actores que la conforman, en la medida en que son estos quienes tienen la capacidad de transformar dicha información en decisiones adecuadas para cada contexto social.

Así las cosas, una infraestructura de datos espaciales no es solo un lugar donde se gestionan, producen y comparten datos, sino un subsistema social caracterizado por prácticas colaborativas de producción, circulación y apropiación del conocimiento. Fay & Zurita Espinosa (2008) afirman que “entre todos los tipos de conocimiento que pueden ser gestionados por una IDE, la información accesible es un bien común.”

En este marco, la Infraestructura Colombiana de Datos Espaciales (ICDE) ha avanzado hacia un modelo que combina estándares, servicios y repositorios con estrategias de participación, comunicación y gestión del conocimiento (GDC). En coherencia con el Plan Estratégico de Información Geográfica Nacional (PEIGN 2024–2027), la ICDE 2025 ha alineado esfuerzos para consolidar un modelo de participación que fortalezca la coordinación, la apropiación y el valor público que genera el Ecosistema Digital Geoespacial del país. Con el fin de impulsar decisiones informadas y articuladas entre sus actores, se plantea un modelo que prioriza prácticas, aprendizajes y capacidades sostenibles en el tiempo.

Este artículo presenta los elementos centrales de ese modelo, destacando la importancia de la participación, la gestión del conocimiento y la caracterización de actores como elementos claves para el fortalecimiento del Ecosistema Digital Geoespacial del país.

La participación como fundamento de las IDE contemporáneas

Como señalan Pombo et al. (s. f.) y la CEPAL (2020), el valor de una IDE no puede entenderse únicamente desde sus componentes técnicos o normativos, sino desde la calidad de las relaciones que sostiene con sus actores, usuarios y beneficiarios. El valor público de una infraestructura se construye desde la interacción entre quienes producen, usan y mantienen los datos. Esto implica al menos dos dimensiones relevantes:

• Una IDE no tiene usuarios pasivos. Está compuesta por comunidades diversas (instituciones, academia, sector privado, ciudadanía organizada) que interactúan con los datos geoespaciales y que tienen distintos niveles de madurez.

• Su éxito depende de coordinar, escuchar y transferir conocimiento entre estas comunidades, asegurando flujos multidireccionales de información, aprendizajes y buenas prácticas.

En línea con esto, en la ICDE se avanza en la consolidación de mecanismos de participación como las mesas técnicas, la oferta formativa, los encuentros multiactor, la documentación de casos de uso y la implementación de herramientas de comunicación (notas de prensa, boletines, piezas educomunicativas, encuestas y espacios de cocreación) que facilitan la interacción entre actores diversos.

Así, se entiende que ser un actor que participa en el Ecosistema Digital Geoespacial implica no solo consumir datos, sino también aportar a la construcción colectiva del conocimiento, integrando información, capacidades y actores.

La gestión del Conocimiento en tres dimensiones: un puente que dinamiza la relación entre los actores, su participación y la dimensión técnica de la información geoespacial

Para lograr la consolidación de la ICDE como un Ecosistema Digital caracterizado por la participación activa de los actores y beneficiaros que la conforman, la GDC resulta clave.

Partiendo de la definición aportada por Alba Herrera, J. A. y Jiménez, en su texto Estrategias y métodos para la gestión del conocimiento de acuerdo con los requisitos NTCISO 30401:2019, la gestión del conocimiento puede entenderse como todo el conjunto de actividades realizadas con el fin de utilizar, compartir y desarrollar los conocimientos de una organización y de los individuos que en ella trabajan encaminándolos a la mejor consecución de sus objetivos (Herrera & Jiménez, 2001).

De esta forma, y para efectos de la ICDE, la GDC organizacional contribuye a la conversión los datos en valor público a partir del desarrollo de propuestas para el aprovechamiento de la información en línea con las necesidades de los diversos actores.

En el caso de la ICDE y, en general desde la perspectiva de las IDE, este trabajo implica sistematizar los aprendizajes, identificar y visibilizar buenas prácticas, transferir capacidades a entidades y territorios, crear un lenguaje común en torno a los datos espaciales que permita conectar sectores institucionales y otros tipos de actores y reducir la distancia entre quienes producen datos y quienes los necesitan.

De esta forma, para el logro de las actividades señaladas ICDE despliega acciones en diversos niveles, en concordancia con la visión de la CEPAL sobre Infraestructura de conocimiento geoespacial: la primera es la gestión del conocimiento técnico, que corresponde al corazón operativo de una IDE. Aquí se agrupan los estándares, las metodologías, los metadatos, la interoperabilidad y los servicios geoespaciales que garantizan que la información pueda ser integrada, compartida y utilizada de manera consistente entre entidades. Este nivel técnico no solo estructura la información, sino que define las reglas del juego ya acota el terreno para que actores diversos trabajen sobre un mismo lenguaje geoespacial.

La segunda dimensión es la gestión del conocimiento institucional, que se ocupa de cómo ICDE circula y se consolida el conocimiento dentro del Ecosistema. A través de boletines, análisis temáticos, documentos de política, mecanismos de coordinación y lineamientos, mesas institucionales, etc. A partir de este trabajo se transforma la información técnica en orientaciones claras para la toma de decisiones. En esencia, es el puente entre los avances técnicos y las necesidades que tienen los distintos sectores de la administración pública en todos sus niveles, permitiendo que el conocimiento geoespacial se traduzca en gobernanza.

Finalmente, está la gestión del conocimiento social, que reconoce que el valor de la información geoespacial no se agota en su correcta estandarización o en la robustez institucional, sino que se amplifica cuando se conecta con el territorio y con las experiencias de quienes usan los datos en la práctica en un proceso de comunicación bidireccional.

Este nivel incluye actividades como la identificación de casos de uso, el trabajo con comunidades para la generación y sistematización de experiencias territoriales, el diálogo con organizaciones sociales, universidades, sector privado y cooperantes, así como la identificación de historias de éxito y buenas prácticas que permiten aprender colectivamente cómo aplicar la información en contextos específicos y sus beneficios.

En suma, la dimensión social de la gestión del conocimiento vista desde este punto, convierte la información en significado y demuestra cómo los datos geoespaciales generan valor en diversas situaciones y contextos sociales, desde el uso especializado, pasando por la aplicación de herramientas en grupos de investigación, hasta el conocimiento básico de ciudadanos y comunidades sobre el tema en contextos comunitarios.

En conjunto, estas tres dimensiones forman un modelo integral donde lo técnico habilita y acota el terreno; lo institucional orienta e impulsa su implementación, y lo social potencia su uso y apropiación. Así, se construye un marco propicio para la implementación de la Estrategia de Participación de Actores y Beneficiarios con sus 4 ejes (Participación institucional, participación territorial, de aliados estratégicos y participación social y ciudadana) y se avanza en las rutas de trabajo del Plan de Uso y Apropiación de ICDE.

La articulación de esta Estrategia con los tres dimensiones de gestión del conocimiento resulta clave para avanzar hacia una infraestructura de conocimiento geoespacial, en línea con los enfoques contemporáneos de IGIF y las recomendaciones de la CEPAL, permitiendo que la ICDE se consolide como un ecosistema sostenible, participativo y orientado a la generación de valor.

La caracterización de actores como base para el involucramiento y el fortalecimiento del EDG

Uno de los avances más significativos en el trabajo reciente de la ICDE ha sido la consolidación de un modelo de caracterización de actores que permite comprender con mayor precisión quiénes participan del Ecosistema Digital y qué necesitan para usar efectivamente los datos y servicios disponibles. Este proceso es coherente con la visión contemporánea de las Infraestructuras de Datos Espaciales de acuerdo con lo planteado en el documento La Gestión del Conocimiento en las Infraestructuras de Datos Espaciales (Reyna & Zurita, 2008)

Más que un ejercicio descriptivo, la caracterización se convierte en un análisis que revela roles, capacidades, retos y necesidades de los cinco grupos de interés de ICDE (entidades públicas, academia, sector privado, cooperación internacional y comunidades territoriales). Esta lectura del ecosistema permite diseñar estrategias de involucramiento más precisas: desde acompañamientos técnicos diferenciados hasta espacios de cocreación y mecanismos permanentes de retroalimentación. En últimas, facilita que los actores encuentren sentido y utilidad en la ICDE, lo cual es fundamental si entendemos, como se mencionó anteriormente, que la información accesible es un bien común en el marco de una IDE.

Gracias a esta comprensión fina del Ecosistema y sus actores, las estrategias de participación dejan de ser acciones aisladas y se transforman en herramientas de transferencia y apropiación de conocimiento. Esto implica, por ejemplo, poder orientar esfuerzos específicos hacia actores con baja capacidad técnica, atender necesidades específicas de actores institucionales más allá de las mesas o plantear el desarrollo de actividades puntuales como Webinars o talleres de acuerdo con las necesidades manifestadas. Todo esto coincide con la idea de que la gestión del conocimiento debe promover la disponibilidad de la información para permitir su acceso al público en línea con lo señalado por Fau & Zurita, ampliando así la base social que puede beneficiarse de los datos geoespaciales.

En conjunto, este enfoque contribuye directamente al fortalecimiento del Ecosistema Digital Geoespaciales ya que al comprender mejor a los actores y responder a sus necesidades reales, la ICDE impulsa dinámicas de colaboración, facilita la adopción de estándares, mejora la circulación del conocimiento y promueve usos más avanzados y contextualizados de la información espacial.

En otras palabras, la caracterización no solo describe dinámicas mismas del ecosistema y sus actores, sino que lo viabiliza, le brinda dinámica a partir de las estrategias de relacionamiento y vinculación, enriquece las acciones en materia de divulgación y sensibilización. Esto contribuye la madurez del entorno, generando las condiciones necesarias para que la información se convierta en valor público.

5. Conclusiones

Conclusiones

A partir de los elementos señalados, la experiencia reciente de la ICDE demuestra que la participación no es un complemento comunicativo ni un mecanismo accesorio: es una condición estructural que permite potenciar el Ecosistema Digital Geoespacial.

Es claro que las Infraestructuras modernas funcionan en la medida en que los actores las reconocen, utilizan sus datos y las refuerzan colectivamente desde sus diversos contextos de aprendizaje y conocimiento. Por eso, el modelo de participación diseñado desde la ICDE —basado en caracterización, escucha activa, acompañamiento técnico y producción colaborativa de conocimiento— se convierte en un elemento central.

Este enfoque parte de un principio clave: una infraestructura geoespacial no se sostiene solo con estándares, plataformas o servicios, sino con comunidades capaces de usar y transformar esa información en valor público. En esa medida, la participación es el punto donde convergen la gestión del conocimiento técnico, institucional y social, permitiendo que los datos se articulen con políticas y leyes, prácticas institucionales, contextos territoriales, procesos educativos y decisiones públicas para la generación de soluciones locales.

En esta ruta, el proceso de caracterización de actores —que identifica roles, temas de interés, capacidades, retos, necesidades y niveles de uso de la información geoespacial— permite comprender que el EDG no es un espacio homogéneo, sino un entramado diverso de instituciones, territorios y comunidades que requieren estrategias diferenciadas de involucramiento.

Este entendimiento ha posibilitado que la ICDE diseñe mecanismos más precisos, pertinentes y sostenibles para fortalecer capacidades, conectar agendas y promover el uso de datos en múltiples escalas.

Así, la participación se consolida como un mecanismo de transferencia y apropiación de conocimiento, que no solo le apunta a ampliar la comunidad de usuarios, sino que fortalece los vínculos entre instituciones, posibilita el aprovechamiento social y técnico de la información, y promueve una cultura de uso basada en la confianza, la utilidad y la relevancia territorial. Este proceso incide directamente en la madurez del EDG, al facilitar que más actores reconozcan el valor de los datos geoespaciales y los integren en sus dinámicas de trabajo.

En este marco, es importante señalar que la contribución más profunda de la ICDE en estos frentes no se limita entonces a organizar y gestionar datos, sino en el desarrollo de una comunidad de conocimiento.

Esta labor convierte a la ICDE en un activo social estratégico para el desarrollo del país en la medida en que articula instituciones, territorios y ciudadanía alrededor de un lenguaje común: los datos geoespaciales como información confiable para la toma de decisiones; una infraestructura viva, socialmente apropiada que trasciende lo tecnológico y se convierte en un motor de transformación social, institucional y territorial.

6. Bibliografía